Las presentes reformas de la Ley General de Educación tienen como finalidad blindar, de una vez por
todas, a las escuelas; transformándolas en entornos saludables desde una visión integral, no solamente haciendo
efectiva la prohibición a la venta de alimentos y bebidas ultraprocesados y de bajo valor nutricional en los planteles
sino, además, eliminando todo tipo de publicidad de productos no saludables al interior de éstos. También,
ampliando estas regulaciones a las cooperativas y los establecimientos de consumo escolar, comedores, tiendas
escolares, personas físicas o morales proveedoras de máquinas expendedoras o su equivalente. Y poniendo especial
atención a aquellos productos a granel que se comercializan en estos lugares y que no son recomendados por su
bajo valor nutricional.
Esta visión integral también abarca la urgencia de rescatar e impulsar al interior de las escuelas el consumo de
nuestra riqueza alimentaria que se compone por alimentos frescos, de temporada y de producción regional entre los
que destacan frutas, verduras y una amplia diversidad alimentos naturales, con lo que además, estaremos
fortaleciendo la economía de las comunidades y regresando el poder del pueblo al pueblo, y no a las industrias que,
además de agotar nuestros recursos naturales nos enferman con sus productos.
Otro elemento base de la presente propuesta es el fortalecimiento de la actividad física, el juego activo y el deporte
como indispensables para promover un estado de bienestar integral, pues los expertos demuestran que mejoran el
desarrollo motor y cognitivo, así como la salud cardiometabólica de infantes y adolescentes.
Finalmente, para ser efectiva esta visión transformadora de las escuelas como entornos saludables se contempla el
debido acompañamiento y participación de la comunidad escolar, así como el establecimiento de obligaciones
claras para las autoridades educativas en su vigilancia y sanción.